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Quijote2005

Un Metro de libros

Un Metro de libros «Crimen y castigo», «Rayuela», «Robinson Crusoe», «A sangre fría» o «Caperucita en Manhattan» serán algunos de los libros que a partir de abril de 2005 saldrán al encuentro de los viajeros del suburbano madrileño. Se trata del Bibliometro, un sistema de préstamo gratuito de libros cuya puesta en marcha coincidirá con la celebración del IV Centenario de la primera edición de El Quijote.

Ayer fue presentado por el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, junto a los artífices de su implantación en España: Alicia Moreno, concejal de Las Artes; Carlos Baztán, coordinador general de Las Artes, y el escritor Luis Mateo. Todos ellos coincidieron en la gran oportunidad que brindará este servicio de extensión bibliotecaria para acercar el libro de manera libre y gratuita.

Y es que, como afirmó el alcalde, «con el Bibliometro, una de las grandes apuestas de esta legislatura, queremos seguir aprovechando las enormes potencialidades del Metro como espacio difusor de la cultura y no sólo como medio de transporte».

Originario de Santiago de Chile

Aunque Madrid no puede reivindicar la paternidad de este proyecto -nació en 1996 en Santiago de Chile de la mano de Clara Budnik -, sí será la primera ciudad española y europea en cambiar la percepción del Metro y promocionar la lectura entre sus viajeros.

Desde 2003 ya se está trabajando en este sistema, como apuntó Alicia Moreno. Sin embargo, su implantación se realizará en fases sucesivas. La primera, a partir de abril de 2005, contará con cuatro módulos de préstamo y un fondo de 30.000 libros y 500 títulos. Ya en diciembre se abrirá un quinto módulo, con lo que se dará servicio a las las estaciones de Moncloa, Nuevos Ministerios, Canal, Atocha-Renfe y Príncipe Pío (líneas 1, 2, 3, 6, 7, 8 y 10 y tres intercambiadores). Finalmente, en la primavera de 2006, se añadirán tres módulos más para las líneas 4, 5, 12 y 9.

La selección de las estaciones que contarán con el servicio de Bibliometro ha tenido en cuenta diversos aspectos. El primero y más importante, la afluencia de viajeros, lo que exigía estaciones con dos o más líneas o con un intercambiador. Además, debían tener ascensor y espacio suficiente para implantar los módulos, con unas medidas de 8 por 2,5 metros.

En los propios planos del Metro el viajero podrá situar las estaciones que cuentan con este servicio, abierto al público desde las 14 a las 20 horas. Su diseño -obra de los arquitectos Ángela García de Paredes e Ignacio García Pedrosa- es sinuoso y resbaladizo, recordando a la tilde de una eñe. Se concibe exento y como una pieza acristalada en los frentes y traslúcida en los laterales. Tendrá un mostrador de atención al público, dos pantallas táctiles y un buzón para devolver los libros.

Selección de los títulos

Otro de los grandes retos de este proyecto ha sido la selección de los títulos. La Concejalía de las Artes, la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, la Casa de América, el Gremio de Libreros de Madrid y el Centro de Poesía José Hierro, con el asesoramiento de Luis Mateo y el catedrático de la UCM Santos Sanz Villanueva, han sido los encargados de lograr que los libros cumplan su gran función cultural. Así, cada módulo contará con 500 títulos de poesía, teatro y narrativa de autores clásicos contemporáneos que serán los mismos en todas las estaciones.

El almacén central estará localizado en el centro cultural Conde Duque, desde el que diariamente se repondrán los libros prestados, y la gestión, adjudicada por concurso hasta el año 2007, contará con un presupuesto de 4,5 millones de euros.

Cuando el sistema se haya implantado en las ocho estaciones previstas los fondos ascenderán a 60.000 libros y 700 títulos. Para entonces, y como confesó Ruiz-Gallardón, «quizá este medio de transporte se vuelva tan atractivo que, aunque sólo sea en sentido figurado, se haga realidad la ficción de Cortázar, aquella en la que narraba cómo el Metro se convertía en una secreta cofradía de ciudadanos que decidían habitar un mundo paralelo y fascinante».

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