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Quijote2005

OPINIÓN

CERVANTES QUISO GOBERNAR LA PAZ ANTES DE ESCRIBIR "EL QUIJOTE"

CERVANTES QUISO GOBERNAR LA PAZ ANTES DE ESCRIBIR "EL QUIJOTE" La presentación de la edición popular de "El Quijote", que hoy sale a circulación en Bolivia, revive el recuerdo de que Cervantes tuvo la esperanza de gobernar La Paz, ahora capital, pero entonces apenas una comarca

La nueva edición popular es fruto del esfuerzo conjunto de la Real Academia Española de la lengua y sus homólogas de América Latina.

El acto de presentación de la edición en Bolivia tuvo como disertador especial al presidente Carlos Mesa, literato e historiador, quien saludó el retorno a los estantes de esa obra, de personajes inolvidables como el hidalgo Quijada, versado en libros de caballerías, Sancho, ese campesino con traza y aire de mentecato, y la bella Dulcinea.

Mesa resaltó la vinculación que establece Cervantes entre el "idealismo" del Quijote y el "realismo" de Sancho Panza "como una combinación perfecta" que hizo de este libro, aparecido en 1605, el mayor monumento literario de la lengua española.

El lanzamiento de la nueva edición fue además momento propicio para que se recordara los esfuerzos de Cervantes por asumir las riendas del corregimiento de La Paz a fines del siglo XVI, después que lo hirieran en una batalla naval y de que un arcabuzazo le arrancara la mano.

En aquella época, la ciudad Nuestra Señora de La Paz ofrecía fabulosas encomiendas, como extensiones de tierras y posesiones, así como el servicio de esclavos aborígenes para quienes se asentaban en estas tierras, donde el oro reposaba a flor de lecho en los ríos.

El "manco de Lepanto", cansado de servir al rey Felipe II en los campos de batalla, dirigió a su majestad una carta en la que "pide y suplica" un empleo en el nuevo mundo, que entonces había sido descubierto hacía poco más de un siglo, en 1492.

Ese hombre, que había dado con su pluma más gloria a Madrid que los ejércitos de Felipe II, pretendía también, en caso de que no fuera enviado a La Paz, las contadurías del Nuevo Reino de Granada o de las galeras de Cartagena, Colombia, o la gobernación de la provincia de Soconusco en Guatemala.

"Con cualquiera de estos oficios que Vuestra Majestad le haga merced, la recibirá porque es hombre hábil y suficiente y benemérito para que V.M. y acabar su vida como lo han hecho sus antepasados, que en ellos recibirá muy gran bien y merced", dice Cervantes en la carta que envió al monarca.

A juicio del escritor español Ernesto Giménez Caballero, en caso de haber vivido en el nuevo mundo, Cervantes "hubiese sido el fundador de la narrativa americana" y hubiese llevado a La Paz "el soplo irónico y sensual del renacimiento entremezclándolo en auténticas misceláneas australes de tipos paceños y serranos, de indianidad".

Sin embargo, Cervantes nunca conoció La Paz, Bogotá, Cartagena ni Soconusco y se plantó a escribir un libro de caballerías después que un funcionario de Madrid le contestó, también por carta, con un secante: "busqué por acá en qué se le haga su merced".

EL QUIJOTE, DE AYER A HOY

Por César Alonso DE LOS RÍOS/


LLAMAN los gobernantes a una celebración del aniversario de El Quijote. Malo. Me temo que saldrá poco, por no decir nada. Y no sólo porque de la burocracia cultural difícilmente pueda salir algo creativo, sino porque estamos viviendo en tiempos antiquijotiles o antiquijotescos o en todo caso sanchopancescos. ¿Cómo va a moverse la creatividad ante el que Unamuno llamó «el libro de España» si a la mayoría de los pensadores e intelectuales les quema la noción de España? ¿Cómo van a ir a la fuente cuando toman por envenenadas las aguas que salen de aquélla? Ni está el honor para reivindicaciones de Cervantes, hoy, ni de San Juan de la Cruz, mañana ni de nada que tenga que ver con nuestro ser y existir como pueblo y como nación. Por otra parte, ¿puede concebirse un gobernante menos quijotesco y menos caballeresco que este llamado José Luis Rodríguez Zapatero, al que le gusta quedarse en pantuflas en el calorcito del hogar y dejar que los demás se maten por causas ajenas, como insensatos? Ya dije en alguna ocasión que ZP se me hacía más Sancho Panza que caballero andante, y que lo del talante es cazurrería, gramática parda... De hecho él y sus socios entienden las naciones como ínsulas baratarias, que las quieren dadas, regaladas. Estados libres asociados dice el uno; comunidades nacionales, dice el otro. Panda de pícaros, panda de bribones que, además, se aprovechan de las fechorías criminales de la banda etarra.

EN estas circunstancias tan poco quijotiles sólo cabe esperar rutas folclóricas, gastronómicas, etnográficas y burocráticas por Castilla-La Mancha. ¿Cómo esperar de nuestros bien comidos y bien servidos intelectuales unas nuevas meditaciones a partir del Quijote mirando al mundo y cómo esperar de ellos una nueva reflexión sobre el ser histórico español cuando comparten con socialistas y nacionalistas la actual revuelta contra España, contra esta patria que ellos toman como generadora de fundamentalismo y esencialismos?

Así que este comienzo de siglo no va a tener que ver nada con nuestro patrimonio cultural. La reacción contra el Desastre del 98 y contra los nacionalismos emergentes, tanto en la sociedad como en las minorías intelectuales, produjo una verdadera eclosión de investigaciones y ensayos en torno a Cervantes. En efecto, Miguel de Unamuno escribe su «Vida de don Quijote y Sancho»; Azorín, «La ruta de don Quijote»; Ramiro de Maeztu, «Don Quijote, don Juan y la Celestina»; José Ortega y Gasset, «Meditaciones del Quijote»; estudios de Menéndez-Pidal sobre El Quijote, y ya en la década de los veinte, «Guía del lector de El Quijote», de Salvador de Madariaga y el «Pensamiento de Cervantes», de Américo Castro...

ES este un momento de signo cultural y político muy distinto a aquél. No hizo falta entonces que ningún presidente quisiera ocultar su descreimiento en la nación española con montajes burocráticos y llamamientos a evocaciones cervantinas. Si desde hace años se viene cultivando un desinterés activo por todo aquello que puede definirnos colectivamente, ¿por qué habría de hacerse una excepción con el libro más profundo de toda nuestra literatura (al decir de Ortega y Gasset) y con uno de los mitos más universales?

En este momento de los Carod, los Maragall y los Zapatero lo que interesa es la agilización de los trámites -legales, eso sí- para la creación de unas cuantas ínsulas baratarias.